Problema
La depresión es considerada el primer motivo de problemas de salud mental, afectando hasta a 264 millones de personas en todo el globo y ostentando la medalla de oro como causa generadora de discapacidad entre la población (OMS, 2021).
Este desorden tiende normalmente a la cronificación (pudiendo estar con nosotros largos períodos de tiempo), afectando a personas de cualquier edad, sexo, nivel cultural o socioeconómico. ¡Todo el mundo puede sufrir, en un momento dado, un trastorno depresivo, con independencia de la edad que tenga o el dinero que gane a final de mes!
Algunos estudios indican, no obstante, que existe mayores tasas de depresión en mujeres que en hombres (Gabilondo et al., 2010), mientras que los países con ingresos mayores solemos tener más tendencia a su desarrollo que países subdesarrollados. España, por ejemplo, tiene una prevalencia de depresión diagnosticada en personas mayores de 15 años de 4,3% en hombres y hasta un 9,1% en mujeres, según la Encuesta de Salud Mental ENSE (2017). ¡Casi un 10%, increíble!
Asimismo, la depresión causa enormes consecuencias, provocando un importante deterioro en la vida de la persona (personales, a nivel de relaciones sociales o en términos laborales o académicos), con severos costes para la población.
¿A qué se debe? Pues a diversos factores: biológicos (genética, tener un familiar que haya padecido depresión por ejemplo), cognitivos (nuestros propios pensamientos), ambientales (acontecimientos vitales estresantes, como un despido, aislamiento social, la muerte de un familiar...), etc.
Los trastornos depresivos más conocidos son el trastorno depresivo mayor y el trastorno depresivo persistente (distima), aunque también existen otros dignos de consideración (como el trastorno de desregulación disruptiva del estado de ánimo, la depresión postparto o el trastorno disfórico premenstrual, entre otros).
¡No quiero agobiarte, pero hay algo importante que has de saber!
Los trastornos depresivos tienen una amplia comorbilidad (es decir, cuando se dan en una persona, aumentan la probabilidad de tener otros trastornos o problemas psicológicos). Los más comunes son los trastornos de ansiedad (y entre ellos, el trastorno de ansiedad generalizada) y los trastornos de adicción (sustancias, alcohol...).
Aunque puede chocar al principio por su severidad, es algo muy normal y tratable con los profesionales adecuados.
Síntomas y gravedad
Cada persona, tenga depresión o no, tiene unas características y circunstancias muy diferentes, por lo que los posibles síntomas que pueda sufrir en un trastorno depresivo, son variables y no tienen por qué coincidir. Además, cada trastorno tiene asociado una serie de síntomas diferenciados, por lo que esta lista es una mera aproximación.
En general, una persona con depresión puede experimentar los siguientes síntomas:
-Falta de autoestima.
-Falta de autocuidado/higiene personal.
-Estado de ánimo tendente a la depresión, la mayor parte del día.
-Ideación suicida (pensamientos recurrentes sobre la muerte, preparación de un posible suicidio, tentativas...).
-Disminución de la capacidad de disfrute de actividades que, con anterioridad, provocaban placer en el individuo.
-Alteraciones del peso corporal o del apetito, ya sea por aumento o disminución de los mismos.
-Alteraciones del sueño, ya sea por problemas para dormir (insomnio) o exceso de sueño (hipersommia).
-Fatiga o cansancio diarios, excesivos de los niveles habituales.
-Enlentecimiento (movimientos lentos) o agitación excesiva y continuada durante el día.
-Problemas de concentración, pensamiento enlentecido, dificultades de memoria o toma de decisiones.
-Sentimientos de culpa e inutilidad excesivos.
-Pensamientos intrusivos de carácter negativo sobre uno mismo, los demás (el mundo que le rodea) y el futuro.
-Sentimientos de desesperanza.
-Clinofilia: Períodos de tiempo prolongados en la cama.
-Llanto (con o sin motivo).
-Disminución de relaciones sociales o participación en actividades sociales por pérdida de interés.
-Apatía/desinterés por tareas cotidianas.
-Ansiedad.
-Quejas somáticas (cefaleas, dolores musculares, pesadez en brazos y piernas, etc.).
-Delirios o alucinaciones.
¡Buf! Seguro te has asustado. No me extraña. En términos de gravedad, la cosa tampoco es sencilla. La depresión en sí puede presentarse de manera individual (en lo que se denomina episodio único) o de manera recurrente a lo largo de tu vida.
La gravedad de estos trastornos puede llegar a ser alta cuando la intensidad de los síntomas anteriores es muy elevada y no puede ser manejada por el individuo, afectando a varias áreas de su vida ¡creando lo que podríamos llamar la 'pescadilla que se muerde la cola'! Si estoy 'depre' y me aislo socialmente por falta de interés, me encuentro más solo y triste ¡Y vuelta a empezar!
Tratamientos
¡Existe solución a tu problema!
Seguro que conoces que los trastornos depresivos son tratables con psicofármacos (antidepresivos), dada su función para regular los niveles de determinados neurotransmisores (mensajeros químicos) que contribuyen al estado depresivo. No es tarea del psicólogo entrar en esas cuestiones, que competen a los médicos psiquiatras.
Sin embargo, en primer lugar, no todos los trastornos depresivos son tratables mediante psicofármacos (por ejemplo, una depresión leve). Además, en segundo lugar, los fármacos ayudan con los síntomas a corto plazo, pero no a largo plazo pues no tratan las causas directas de la depresión. Y para ello es preciso contar con tratamiento psicológico especializado.
¿Y cómo te puedo ayudar con eso?
Existen varios tratamientos para la depresión, pero yo utilizo especialmente las terapias psicológicas de segunda y tercera generación, las cuales tienen como núcleo el componente cognitivo-conductual (trabajar nuestras creencias irracionales para eliminar los pensamientos negativos recurrentes y potenciar conductas más beneficiosas que nos generen bienestar emocional).
El programa que utilizo engloba diferentes conceptos y técnicas recogidas en terapias de componente cognitivo-conductual, todas ellas basadas en la evidencia científica, concretamente, el Curso de afrontamiento de la depresión (Lewinsohn, Antonuccio, Steinmetz y Teri, 1984), la terapia de activación conductual (Martell et al., 2010), la terapia de autocontrol de Rehm (1977), la terapia cognitiva de Beck (Beck et al., 1983) y la terapia de solución de problemas (Vázquez et al., 2015). También utilizo alguno de los componentes de la terapia cognitiva basada en la consciencia plena (Segal et al., 2006). Las sesiones son individuales y tienen una duración de 50 minutos.
Tal y como puedes observar, cualquier depresión es tratable, por lo que existe esperanza de mejora. Una correcta evaluación y diagnóstico, seguido de un buen programa de tratamiento, apoyo farmacológico y seguimiento, pueden lograr, junto con tu compromiso, resultados favorables y una sustancial recuperación de tu situación actual o la de tu allegado.
El primer paso es el más difícil, pero una vez dado, el resto del camino será más fácil, contando con mi apoyo en todo momento.
Estoy aquí si me necesitas, simplemente pulsando el botón de contacto que encontrarás más abajo en esta misma página.
¿Hablamos?
Referencias:
Beck, A. T., Rush, A. J. Shaw, B. F. y Emery, G. (1983). Terapia cognitiva de la depresión. Bilbao: Desclée de Brouwer (orig. 1979).
Gabilonso, A., Rojas-Farreras, S., Vilagut, G., Haro, J. M., Fernández, A., Pinto-Meza, A. y Alonso, J. (2010). "Epidemiology of Major Depressive Episode in a Southern European Country; Results from the ESEMeE-Spain Project. Journal of Affective Disorders, 120: 76-85.
Lewinsohn, P. M., Antonuccio, D. O., Steinmetz, J. L. y Teri, L. (1984). The Coping with Depression Course. A Psychoeducational Intervention for Unipolar Depression. Eugene, OR: Castalia.
Martell, C., Dimidjian S. y Herman-Dunn, R. (2010). Behavioral Activation for Depression: a Clinician 's Guide: Nueva York: Guilford.
Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social (2018). Encuesta Nacional de Salud ENSE, España 2017. Madrid: Secretaría General Técnica, Centro de publicaciones.
Organización Mundial de la Salud (2021). Depresión. Recuperado de https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/depression (consultado el 22 de septiembre de 2021).
Rehm, L. P. (1977). "A Self-Control Model of Depression". Behavior Therapy, 8: 787-804.
Segal, Z. V., Williams, J. M. G. y Teasdale, J. D. (2006). Terapia cognitiva de la depresión basada en la consciencia plena, Un nuevo abordaje para la prevención de recaídas. Bilbao: Desclée de Brouwer (orig. 2002).